Arte / Cultura

La flor de Murakami, cuando la obra supera al artista

Fuente: Giant Robot Store

Takashi Murakami se ha hecho un símbolo del arte contemporáneo, la moda y la cultura pop son sus fuertes, pero cómo llegó a esta posición. Esta florecita hizo que cobrara relevancia en todo el mundo al aparecer en álbumes de Kanye West, ropa de Kid Cudi y suéteres de Drake, incluso llegó a parecer en una obra de arte con Pharrell Williams, este fenómeno ha llegado incluso al mundo del reggeaton, donde J Balvin las utiliza en un video musical. El nacimiento de estas floreces es en 1995, y desde entonces han sido vistas en marcas como Ben Baller, Porter, Louis Vuitton, entre otras.

Y es que su popularidad no solo es por el estilo, se ha convertido en un símbolo de solidaridad, pues en la mayoría de sus apariciones, un porcentaje de las ganancias es donada a obras de caridad. Murakami ha vendido obras de arte con su personaje insigne por millones de dólares. Su vigencia sigue en pie, y no hay signos que se detenga, recientemente se lanzó una colaboración de mercancía con Billie Eilish para Uniqlo, incorporando las flores y las imágenes del video musical de 2019 para “You Should See Me in a Crown”, dirigido por el propio Murakami.

La inspiración detrás de las flores de Murakami provino de sus primeros estudios de Nihonga, o pintura tradicional de estilo japonés. Uno de los temas en Nihonga es “setsugetsuka”, que se traduce como nieve, luna, flores. Murakami intentó pintar flores en esta tradición, pero en su lugar pintó 50 flores cada una en un tallo con dos o tres hojas, y así nació este interesante concepto. Si bien sus flores parecen extravagantes e inocentes, las motivaciones detrás de las sonrientes figuras florales de Murakami son mucho más profundas. En un artículo de 2005 del New York Times, el artista explicó que las flores sonrientes evocaban emociones reprimidas y traumas colectivos de los japoneses desencadenados por los atentados de Hiroshima y Nagasaki en 1945.



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