Cultura / Curiosidades

¿Deberíamos comer insectos?

Fotografía: Francois Lenoir

El consumo de insectos, miriápodos y arácnidos por una gran parte de los humanos, sigue siendo una dieta que es rechazada por la mayoría de países occidentales. Sin embargo, esta práctica tiene grandes beneficios para la salud, y es que no en balde es parte de las tradiciones de más de 100 países por milenios de años.

Cualquier nutricionista que esté informado en el tema puede dar fe que los insectos poseen una vasta cantidad de propiedades nutricionales, según en que condiciones fueron criados y alimentados (tal como ocurre con el resto de alimentos). La mayoría de estos invertebrados son ricos en proteínas, aminoácidos, grasas, vitaminas B12, B3 y B6, minerales como potasio, zinc, hierro y magnesio.

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura), hay registrados 1,900 insectos comestibles. Entre la larga lista de comestibles para humanos aparecen: hormigas, grillos, saltamontes, termitas, larvas de escarabajo, arañas, alacranes, gusanos, también entran a la lista algunos criados en granjas especializadas como la mosca soldado negro.

En Latinoamérica también existe esta cultura principalmente en tres países: México, Venezuela y Brasil.  Los especialistas coinciden en que el desprecio a la entomofagia en el resto de los países del cono sur tiene que ver con las costumbres europeas heredadas, las cuales rechazan el consumo de insectos y frecuentan las carnes de animales.

Debemos tener en consideración los siguientes números, el total de población latinoamericana es: 617,685,000 millones de habitantes; dando un total de 356,145,000 millones de personas que sí comen insectos; y 261,540,000 que no se alimenta de éstos. Por lo que el % 57.7 de la población latinoamericana come insectos y el 42.3 no, se deduce entonces que en Latinoamérica nos encanta comer bichos.

Aquí un video de platillos de insectos (por si quieres ingresarlos a tu dieta):



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