Tecnología / Videojuegos

CYBERPUNK

Fuente: Marca

La tecnología, aquella maravillosa herramienta utilizada por el humano para encontrar facilidad y utilidad a nuestra cotidianidad.

Los utopistas de la tecnología empezaron a surgir después del inicio de la revolución industrial, a medida que Inglaterra abandonaba paulatinamente los sórdidos inicios de su revolución industrial el optimismo tecnológico acabó por impregnarse en el zeitgeist (espíritu de la época), la tecnología como método para emancipar a la humanidad de su propia barbarie, era uno de los fundamentos de la filosofía de Karl Marx.

Oscar Wilde, en su libro El Alma del Hombre Bajo el Socialismo (1891), retrata la posibilidad de un futuro dónde todo el trabajo manual haya quedado en manos de autómatas, mientas la humanidad se dedica única y exclusivamente a quehaceres elevados, en una sociedad donde el trabajo ha sido automatizado y las clases, abolidas.

Durante la misma época, la ciudad de Chicago renació como el fénix de las cenizas, levantando la exposición universal de 1893, una oda al optimismo a la técnica que sirvió de inspiración a varios ámbitos laborales y sociales, lastimosamente, 20 años después estallaba la primera guerra mundial que dejó más cenizas y muertos que cualquier otra guerra hasta el momento, a esta le siguió una mucho mayor…  De modo que entrados en el siglo XX el optimismo e interés por la evolución tecnológico dejó paso al pesimismo y la crítica, al ser existencial.

Los campos de exterminio y las bombas nuclearas se convirtieron en símbolos de la ciencia mal ejecutada, oscureciendo y retrasando nuestra visión del futuro tecnológico. Heidegger fue uno de los primeros en hablar filosóficamente de la tecnología moderna como modo de deshumanización; en los años 50 surgió una corriente literaria muy fuerte sobre la ciencia ficción, especialmente en Estados Unidos y la Unión Soviética, donde autores como George Orwell, Phillip K. Dick, Isaac Asimov y Aldous Huxley, narraban futuros distópicos dónde la tecnología era utilizaba para someter a la humanidad a sistemas totalitarios.

La tecnología no sirve solamente para el dominio, sino también para alienar y subyugar al prójimo. Hubo unos destellos de optimismo durante los años 60, período donde algunos tecnófilos hippies plantearon utopías cibernéticas en la cual se utilizara esta en beneficio y benemérito de la naturaleza. El escritor de la generación beat, Richard Brautigan, escribió en un poema:

Me gusta pensar,
tiene que ser,
en una ecología cibernética
donde somos libres de nuestras labores
y de vuelta a la naturaleza
a nuestros mamíferos, hermanos y hermanas
todos bajo el cuidado de máquinas de amor y gracia.

Pero la utopías cibernéticas beats se destruyeron en luchas internas de poder. La amante gracia de la máquina no llegó nunca, y el poeta cayó por una aspiral de alcoholemia, el sueño había muerto. En el año 1984, mismo que ocurre la novela por excelencia de Orwell, usó por última vez una máquina; el revolver…

La máquina es Saturno, Saturno es la máquina.

Francisco de Goya: Saturno devorando a su hijo (1819 – 1823)

El primero de julio de 1984 se publicó Neuromante, el debut como escritor de William Gibson. Se volvió la piedra angular del género que ahora conocemos como cyberpunk. Narra la historia de Henry Case, un hacker adicto a las drogas cuyo cuerpo ha sido destruido tras intentar estafar a su jefe… Es un universo de neón cosmopolita, futurista pero descuidado, donde un grupo de insurgentes trata de dar un golpe informático al sistema.

En este universo existe una red neuronal llamada matrix, una intranet basado en la conexión física a un universo de realidades virtuales, Case es el antihéroe cuya finalidad debe ser cumplir con su misión que es reconstruir su cuerpo devastado. Explicado a grandes rasgos da la impresión de ser un libro soporífero, y ciertamente se asemeja a muchas obras posteriores en su ambientación y trama. Sin embargo, hay algo que Neuromante consigue sobre sus similares, el estilo y atmósfera, más cercana a la oscuridad de los beatniks rica en prosa y metáforas. La escritura de Gibson es algo más que solo la construcción  del universo, es la representación del precario estado mental de los habitantes, de sus rasgos idiosincráticos, se concibe así un subgénero fundamental de la ciencia ficción contemporánea.

Pero, ¿qué es exactamente el cyberpunk? cuando mencionamos este termino, abarcamos muchas obras del género; Ghost in the Shell, Blade Runner, Matrix, Show Run… Podemos ver las similitudes en cuanto a elementos estéticos trata; lluvias sobre neón, enormes ciudades, cyborgs semifuncionales. Hay que remitirse a la etimología, Cyber procede del griego Kybernetike que traduce a “Gobierno”, la cyber tecnología es aquella que tiene sistemas que se autorregula y actualiza constantemente. Punk no hace referencia únicamente a la música, sino a una visión crítica y pesimista de la sociedad, encarnada por aquel “no future” nihilista, en parte por corrientes de subculturas contestarías, rebeldes y anarquistas.

No es de extrañar que el Cyberpunk fuera tan popular en los años 80, durante los mandatos de Reagan y Thatcher. El cyberpunk es una proyección distópica de la posmodernidad, una reacción a la edad de la infoxicación y las redes, una interacción entre el estado animal humano y la alta tecnología perfecta, en sociedades distópicas dónde el día a día está mediado por la técnica, dónde la esfera informática computalizada es completamente invasiva hasta interferir con el cuerpo humano (cyborgs).

El cyberpunk se cuestiona nuestra relación con la tecnología, pero el punto de introspección filosófico respecto a estos menesteres es lo que da tanto peso al género, además de resultar completamente verosímil. La abstracción de la realidad aliena al sujeto, las mesas se tornan progresivamente al mundo cibernético, tal como hablaría en su libro Jean Baudrillard, Simulacros y Simulación (1981).

A medida que la posmodernidad da paso a la interrogante arquetípica del ser humano en el arte y la filosofía (el qué soy, de dónde vengo, para qué estoy aquí), nuestra identidad se diluye en la red, siendo moldeada por esta misma, y aunque bajo la pantomima que pretende este universo de fomentar entrelazados sociales, la alienación sigue perpetuándose y nos deja un vacío irrecuperable. Somos seres que saben que están vivos, pero no saben para qué.

 

Fuente e inspiración:

Oscar Wilde – El Alma del Hombre Bajo el Socialismo (1891)

Jean Baudrillard – Simulacros y Simulación (1981)

Sergio Lifante – ¿Qué es el cyberpunk? (2016)



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